Thursday, December 07, 2006

Más alla de la nanotecnología

En una historia de hace unos días comentaba cómo la nanotecnología -siendo como ha sido un recurso habitual en las obras de ciencia-ficción- se está haciendo algo cotidano. Esto está forzando en cierta medida a que los autores del género actualicen sus estrategias argumentales. La nanotecnología todavía permite imaginar posibilidades fuera de nuestro alcance actual, pero su utilidad (ya sea como recurso argumental o como mero atrezzo) esta más limitada a escenarios de futuro próximo. Si un escritor quiere presentar algo marcadamente futurista tiene que llegar más lejos de lo que la nanotecnología puede ofrecer. ¿Y qué hay más allá? Pues lógicamente picotecnología, femtotecnología, attotecnología, …

La primera obra que leí que hacía referencia expresa a este tipo de tecnologías es “El Otoño de las Estrellas” de Miquel Barceló y Pedro Jorge Romero. En esta novela se plantea como una antigua civilización extraterrestre (los Xila; no confundir con los Xeela) desarrolló femtotecnología (se saltarón la picotecnología, que tampoco parece ser muy popular en otras novelas de ciencia-ficción), con lo eran capaces de manipular estructuras en la escala de 10-15m, tales como átomos individuales. Incluso se nos indica de pasada que poseían capacidad de desarrollar attomáquinas (mil veces más pequeñas que las femtomáquinas) y acceder a la (supuesta) estructura interna de los quarks.

Otra novela en la que la femtotecnología está muy presente es en Schild’s Ladder (”La Escalera de Schild”) de Greg Egan. Esta novela se sitá en un futuro relativamente lejano, en el que la humanidad ha cambiado radicalmente. Entre otros aspectos, se pueden hacer de manera habitual “copias de seguridad” de la mente, con lo que en la práctica se alcanza la inmortalidad, pues si un cuerpo físico muere, se crea otro y listos. Incluso hay seres que prefieren vivir separados de un cuerpo físico, morando simplemente en sistemas computerizados. Todo esto ya lo proponía Egan en “Ciudad Permutación“, aunque si en aquella las copias informáticas funcionaban un order de magnitud más lentas que una mente física, aquí los avances tecnológicos permiten que una femtomáquina soporte la ejecución de una copia a velocidades nucleares. Esta posibilidad -y en general, la capacidad de manipular la estructura fina del espacio-tiempo mediante femtotecnología y/o attotecnología- resultará fundamental cuando haya que tratar con el “novo-vacío”, un estado de los (supuestos) grafos cuánticos a los que todo se reduce en última instancia y que es más estable que el vacío ordinario (por lo que consecuentemente “devora” a este último). Eventualmente, los protagonistas tendrán que zambullirse en la burbuja de novo-vacío en expansión, y a partir de ahí la femtotecnología jugará un papel importante. Resulta muy atractiva la idea de los Planck worms (”gusanos de Planck”, unas attomáquinas que manipulan los grafos cuánticos).

Llegamos finalmente a Pushing Ice de Alastair Reynolds, de la cual hice una reseña hace unas semanas. En esta obra se presentan las denominadas forge vats (”tinajas de forja”), una suerte de cornucopia que permite producir cualquier tipo de objeto, si se dispone del programa adecuado. Inicialmente, los principios de funcionamiento de estas forjas son básicamente nanotecnológicos, pero en un momento dado se producira el salto a la femtotecnología, cosa que no está exenta de peligros. Precisamente éste es uno de los aspectos que se echa en falta en general cuando se trata la femtotecnología en otras obras: manipular el tejido del espacio-tiempo no es algo que se pueda hacer como fabricar churros, y se corren ciertos riesgos. Esto es algo que Alaistair Reynolds suele tener bastante en cuenta cuando imagina tecnologías a esta escala (por ejemplo, los supresores de inercia que se usan en el ciclo de “Espacio Revelación”). Hay que decir que las cornucopias tamabién se hallan presentes en otras obras de ciencia-ficción, como por ejemplo “Cielo de Singularidad” de Charless Stross, aunque en esta última no se nos presenta evidencia de que haya femtotecnología implicada en ellas.

En fin, seguro que hay más obras en las que se presenta (femto|atto)-tecnología, y probablemente cada vez habrá más. Habrá que sacar tiempo para irlas leyendo.

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