Llegan al mercado los primeros televisores en tres dimensiones
Uno de los primeros modelos se mostró al público el pasado mes de septiembre, en Berlín, durante la feria de tecnología IFA. Oocupaba un lugar, no demasiado destacado, en el pabellón de LG en el certamen. Allí, sin grandes carteles ni anuncios, parecía una pantalla plana más, entre las muchas otras que estaban colgadas en la pared. Sin embargo, delante de este monitor de 42 pulgadas había cola. Y dos técnicos que se afanaban en explicar a los visitantes dónde era mejor colocarse para disfrutar del espectáculo.
Era cierto, ahí estaba, uno de los primeros televisores en 3D del mercado. Y en pleno funcionamiento. A una distancia de unos cuatro metros, sin necesidad de gafas ni otros artilugios, bastaba con mirar a la pantalla. Los objetos parecían salirse de ella por lo menos medio metro. Y acercarse al observador.
El efecto, desde luego, es sorprendente. Y uno podía moverse de un lado a otro, hacia los lados de la pantalla, y seguir percibiendo las tres dimensiones.
Imágenes estereoscópicas
El secreto de la marca coreana es un filtro dinámico incorporado al monitor 3D Flatron. Un filtro que es capaz de generar imágenes estereoscópicas, que llegan por separado a ambas retinas del observador, dándole la sensación de profundidad. La mejor posición es frente a la pantalla, a una distancia de entre tres y siete metros. Una visión muy escorada hace que se pierda el efecto casi por completo. El monitor es capaz de ofrecer hasta veinticinco perspectivas diferentes para aprovechar una sola imagen. A mayor número de perspectivas utilizadas, mayor calidad y realismo.
Otro aspecto importante es la necesidad de que la programación se emita en alta definición, «porque el sistema divide la señal en dos y la muestra por separado. Con una señal digital convencional no se obtendría la calidad suficiente», explica un responsable de LG.
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